El soufflé es una delicia esponjosa que heredamos de la cocina clásica francesa. Es una preparación básica de huevo batido al que se le agrega jamón, queso y espinaca. Así, podés hacer soufflé de espinaca, de zapallo, de lo que se te ocurra. El secreto del soufflé perfecto es comerlo ni bien se sirve para que no se desinfle. Otro consejo es elegir un recipiente de buena calidad para hacer el soufflé. Nunca lo hagas en cacerolas de aluminio, que confieren un color verdoso a la salsa ni enlozadas, que tienden a pegarse en el fondo alterando el sabor. Cuando hagas la salsa blanca no dejes quemar la manteca al derretirla; hacela a fuego bajo. Al añadir la harina revolver bien para que se integren los 2 ingredientes -roux para los franceses- y cocinarlo unos minutos. Ahora sí, con este anticipo en mente, podés hacer la receta básica de soufflé de huevo y servirla así o agregarle el ingrediente que quieras.
Hacer una salsa blanca: colocar la manteca en una cacerola y llevar al fuego. Cuando esté derretida, agregar la harina y cocinar unos minutos removiendo con el batidor.
Incorporar poco a poco la leche, condimentar y añadir el queso.
Continuar la cocción unos minutos, retirar y dejar enfriar.
Distribuir hasta las 3/4 partes en una fuente para horno alta previamente enmantecada y hornear. Retirar y servir.
El soufflé no es una preparación que se pueda guardar en el freezer porque pierde toda su gracia.
El soufflé básico de huevo resulta ideal para servir como entrada acompañado con un mix de verdes o como guarnición.