El hummus es un símbolo de encuentro, porque es una parte infaltable de la típica picada de los países del Medio Oriente. La pasta de hummus es rica, sencilla y además de levantar una ensalada, un grisin o un sandwich medio insulso le suma mucha nutrición a cualquier comida. Algunos lo escriben como humus, que estaría perfecto desde el punto de vista de la fonética, pero a nosotros nos hace pensar en el humus que es el fertilizante para el suelo. Humus es un abono orgánico o de lombrices, pero bueno, si lo ve escrito así en algún menú de algún restaurante cool, ya sabés, se refiere a esta deliciosa pasta que, a continuación, escribiremos como nos parece más apropiado: con doble eme. El hummus el hallazgo más preciado para la tendencia de la comida saludable, ya que cuadra perfecto en un plan veggie o vegano. Esta receta tiene tahini, una pasta de sésamo que le da el toque super sabroso. Es infaltable en el hummus de garbanzos al estilo israelí.
Lavar bien los garbanzos y dejarlos toda la noche en remojo, cambiando por la mañana el agua.
Hervir los garbanzos en abundante agua fresca hasta que estén tiernos. Escurrir y reservar unos garbanzos y un poco del agua de la cocción. Dejar enfriar.
· Poner los garbanzos en la procesadora, agregar la pasta de thine bien mezclada con su aceite, el jugo de limón, los ajos, sal y pizca de comino.
Procesar para reducir a crema incorporando un poco del agua reservada de la cocción para que resulte untuosa y suave.
Distribuir en platos con círculos concéntricos, rociar con aceite de oliva, acomodar los garbanzos reservados y espolvorear con toque de pimentón.
Existen versiones de hummus saborizados que se pueden preparar agregando puré de zanahorias cocidas, o de remolachas o de berenjenas.