La compleja relación con la comida empezó cuando Mailen tenía ocho años, momento en que sus padres la llevaron a una nutricionista que le indicó una dieta “totalmente restrictiva” para llegar con el mejor peso a la comunión.

No disfrutaba de nada, se acercaba la comunión y comenzó una dieta muy restrictiva: “El número de una balanza no define nuestros valores”

La compleja relación con la comida empezó cuando Mailen tenía ocho años, momento en que sus padres la llevaron a una nutricionista que le indicó una dieta “totalmente restrictiva” para llegar con el mejor peso a la comunión.
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