Ante la duda y por los antecedentes (su mamá había tenido cáncer de mama a los 39 años) su ginecólogo la derivó a un mastólogo para profundizar en los estudios.

Algo que no parecía preocupante terminó en un diagnóstico desafortunado por el que se podía pelear: “No podía creer lo que me decía”

Ante la duda y por los antecedentes (su mamá había tenido cáncer de mama a los 39 años) su ginecólogo la derivó a un mastólogo para profundizar en los estudios.
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