Victor Hugo Juri llegó a Expoagro con una fuerte expectativa para 2024, pese a que, según reveló, atraviesa problemas financieros
SAN NICOLÁS.- Víctor Hugo Juri tiene 72 años. Viene a Expoagro desde 1995, cuando la exposición se llamaba Expochacra. Su resiliencia y trabajo le ha valido no solo de premios a nivel nacional e internacional, sino la entereza de seguir sosteniendo la fábrica que empezó con un torno y una bicicleta de su hermana. En los últimos años, la pyme familiar comenzó a padecer la crisis general del país y los efectos de la sequía. En este momento trabaja en un novedoso producto para exportar a Uruguay.
“Para nosotros, vender 30 máquinas está bien. De alguna manera u otra siempre venimos a la exposición porque marca el [movimiento] del resto del año”, relata. La pyme familiar es de Carmen de Areco, provincia de Buenos Aires, donde desarrollan equipos de siembra directa y fertilización líquida y sólida.
“Empecé a trabajar a los 12 años, porque en mi casa me mandaron a trabajar a los 12 años, porque vos ibas al quinto grado y sabías que si no te salvaba nadie tenías que salir a trabajar. Había que repartir la mitad del sueldo con la casa y quedarte con la otra mitad para tus cosas”, comienza. En los años 80 comenzó el inicio de lo que sería la carrera de su vida. Empezó a trabajar como tornero, reparando maquinaria agrícola para otros. A finales de los 80 a fabricar equipo para fertilizar porque se gestó a nivel nacional el boom de la fertilización.
“En ese tiempo no se fertilizaba. Al empezar la fertilización, las máquinas no estaban equipadas con equipos para fertilizar, me puse a hacer equipos para fertilizar, y gracias a Dios tuve mucha suerte y llegué a vender a todo el país. Le llegué a vender a las empresas más importantes los equipos para que instalaran en sus máquinas. Esto fue gracias a los productores”, destaca.
El empuje se lo dio Inés, una profesora de Agricultura en Luján, que le pidió una máquina para incorporar fertilizantes entre líneas, entre las plantas de maíz. Ella quería incorporar la urea de “forma novedosa”, para entonces. “En ese tiempo ni siquiera se soñaba con eso, y yo lo hice con una máquina innovadora, porque siempre me gustó innovar”, dice.
El resto se fue convirtiendo en historia. “Cuando haces algo, después parece poco todo. Parecía que era poca la autonomía, porque tenía 1000 kilos, 10 metros. Para mejorar, pensé en darle más autonomía, y se me ocurrió hacer una tolva, con aire. Se la aplicamos arriba, fue todo un éxito. De ahí no faltó chacarero que se me acercara y me dijo: por qué no lo haces para soja, que es lo único que me faltaba era cambiar el cuerpo de siembra, nada más. Con el tiempo, apareció otro que me dijo, por qué no hacés la máquina para el trigo”, precisó.
En el 1996 comenzó la historia de la pyme: Industrias Juri. “Comenzamos a salir a las exposiciones y a cambiar el sistema de siembra en el país, todo el mundo lo sabe. Después, todas las fábricas de sembradoras comenzaron a incorporar los equipos de siembra. Fuimos pioneros en el air drill en la Argentina”, asegura.
En el medio jugó su experiencia y las ganas de progresar y de salir adelante. “Empezaron a pasar los años y en el 2003 empezamos a vender máquinas en Europa. Enviamos 70 máquinas entre Francia y Dinamarca, llegamos a vender en Rusia y Uruguay”, relata. Ahí empezó la historia ganadora. Entre Brasil y la Argentina, la firma se llevó premios a la innovación tecnológica en la categoría siembra. En el país se alzó con los CITA 2003, 2005 y 2007. Además, el Premio LA NACION-Banco Galicia 2010 a la Excelencia en Maquinaria Agrícola, el Premio Testimonio Clarín a la Maquinaria Agrícola Innovación Tecnológica, y el Premio Gerdau Melhores Da Terra Brasil Categoría destacado, premio Plata.
Pese a toda la trayectoria, Víctor dice que no le gusta hablar de esfuerzo en la vida: “A mí la Virgen me dijo que hay gente que hace más esfuerzo que yo y no comía. Porque yo le dije, por qué me cuesta tanto, y me respondió que yo en 1980 tenía solo una bicicleta y un torno. Y la bicicleta era de mi hermana y el torno lo debía. Comencé a ver hacia atrás y me encontré con un montón de cosas, mi fábrica”.
Víctor dice que ha visto el paso del tiempo de Expoagro y los ánimos de los productores en retrospectiva. “Este año vine con mucha expectativa porque no tengo otra alternativa. Me la vine a jugar porque me puede salvar y es el inicio del año productivo. Estoy esperanzado a lo que pueda lograrlo y espero concretar algunas ventas para poder subsistir unos meses más hasta que se reactiva la economía”, señala.
“Te soy honesto, la estamos pasando muy, pero muy mal y no me da vergüenza decirlo. Mal financieramente, no económicamente, pero financieramente la estamos pasando muy mal. No tenemos caja para trabajar, nos cuesta muchísimo pagar los impuestos, nos cuesta muchísimo pagar los sueldos, nos cuesta muchísimo levantar los cheques, nos cuesta muchísimo todo. A veces tenemos que elegir”, afirma.
“Yo tengo una empresa y nos la vamos a arreglar. Me parece que un funcionario tendría que hablar dentro de la Secretaría de Agricultura, y tendrían que tener más contacto, dentro de la política hay gente que no conoce el interior y lo que se produce en el interior con este tipo de máquina, entonces es difícil que encuentren la solución”, resume.
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